Miércoles, 10 de diciembre

Hoy, en nuestra oración de familia te decimos Señor:


A mi medida. 

¡Tan débil como yo,

tan pobre y solo!

¡Tan cansado, Señor, y tan dolido

del dolor de los hombres!

Tan hambriento del querer de tu Padre 

y tan sediento, Señor, de que te beban...


Tú, que eres la fuerza y la verdad

la vida y el camino;

y hablas el lenguaje de todo lo que existe,

de todos lo que somos.


Sacias la sed, la nuestra y la del campo,

sentado junto al pozo de los hombres.

Arrimas tu hombro cansado a mi cansancio

y me alargas la mano

 cuando la fe vacila y siento que me hundo.


Tú, que aprendes lo que sabes,

y aprendes a llorar y a reír como nosotros.

Tú, Dios, Tú, hombre,


Tú, mujer, Tú, anciano,

Tú, niño y joven,

Tú, siervo voluntario,

siervo último

siervo de todos...

Tú, nuestro.

¡Tú, nosotros!


Rezamos juntos un PADRENUESTRO

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