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Viernes, 14 de junio

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Como todos los viernes de este curso. Vamos a hacer una oración que ayude a la contemplación, a la interioridad, es decir, que nos acerque al silencio y la escucha interior. La oración debe durar entre 4 y 5 minutos. No más. La música que damos como referencia, simplemente es una guía.  Por ello, pedimos que sea el profesor o profesora quien dirija este momento y siga las siguientes indicaciones: 1. Ponemos la música… 2. (Hablando muy lento) Pedimos a los chicos que tengan una correcta postura corporal: la espalda a 90 grados, las manos encima de la mesa o de las piernas y que lentamente vayan cerrando los ojos. Si a alguno le cuesta, por respeto al resto que quieren sentirse seguros, se les pide que bajen la cabeza y miren a su pecho. 3. Les decimos que vayan interiorizando la música, que les va a ir calmando y que sean capaces de vivir este momento de un modo especial. 4. Respiración. Vamos a hacernos conscientes de nuestra respiración. Por lo que les pedimos que inspiren y expiren p

Jueves, 13 de junio

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Buenos días familia Un buen día me desperté y me di cuenta que si deseaba de verdad la paz, era muy importante hacer todo lo posible por ser pacífico y rezar por ello cada día. Estaba segura de tener éxito. Dios me sonrió y me dijo: - Tienes razón, adelante, ponte manos a la obra. Muy contenta, pensé: - ¿Por dónde empiezo?... El mundo es tan grande… ¡ya lo sé!... empezaré por el país que mejor conozco: el mío. - Pero… mi país es tan grande… ¡ya lo sé!... empezaré por la ciudad en que vivo. - Pero… mi ciudad es grande y tiene mucha gente… ¡ya lo sé!... empezaré por la calle en la que vivo…. Bueno, no…. Empezaré por mi casa… Bueno, no: empezaré por mi familia… Y al final, decidí empezar por mí misma para conseguir la paz. Hoy en nuestra oración de familia te pedimos que nos ayudes a descubrir que podemos hacer grandes cosas por el mundo, pero que debemos empezar a construir desde nuestra vida, a cambiar lo que no funciona, a ser humildes y reconocer que no todo lo hacemos bien. S

Miércoles, 12 de junio

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Buenos días. Hoy sembraré una sonrisa... para que haya más alegría. Hoy sembraré una palabra consoladora... para cosechar serenidad. Hoy sembraré un gesto de caridad... para que haya más amor. Hoy sembraré una oración... para que el hombre esté más cerca de Dios. Hoy sembraré palabras y gestos de verdad...para que no crezca la mentira. Hoy sembraré serenidad de acciones... para colaborar con la paz. Hoy sembraré un gesto pacífico... para que haya menos nervios. Hoy sembraré en mi mente una buena lectura... para el gozo de mi espíritu. Hoy sembraré justicia en mis gestos y palabras... para que reine la verdad. Hoy sembraré un gesto de delicadeza... para que haya más bondad. En nuestra oración de familia te damos gracias por todas las personas que dedican su vida a sembrar para que el mundo sea mejor, para que nuestra vida esté llena de ilusión y ganas de hacer feliz al otro. Gracias Señor. Canción: Hijos de un mismo Dios, de Macaco

Viernes, 7 de junio

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Como todos los viernes de este curso. Vamos a hacer una oración que ayude a la contemplación, a la interioridad, es decir, que nos acerque al silencio y la escucha interior. La oración debe durar entre 4 y 5 minutos. No más. La música que damos como referencia, simplemente es una guía.  Por ello, pedimos que sea el profesor o profesora quien dirija este momento y siga las siguientes indicaciones: 1. Ponemos la música… 2. (Hablando muy lento) Pedimos a los chicos que tengan una correcta postura corporal: la espalda a 90 grados, las manos encima de la mesa o de las piernas y que lentamente vayan cerrando los ojos. Si a alguno le cuesta, por respeto al resto que quieren sentirse seguros, se les pide que bajen la cabeza y miren a su pecho. 3. Les decimos que vayan interiorizando la música, que les va a ir calmando y que sean capaces de vivir este momento de un modo especial. 4. Respiración. Vamos a hacernos conscientes de nuestra respiración. Por lo que les pedimos que inspiren y expiren

Jueves, 6 de junio

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Buenos días Una palabra cualquiera puede ocasionar una discordia; Una palabra cruel puede destruir una vida; Una palabra amarga puede crear odio; Una palabra brutal puede golpear y herir; Una palabra amable puede suavizar el camino; Una palabra a tiempo puede ahorrar un esfuerzo; Una palabra alegre puede iluminar un día; Una palabra con amor y cariño puede curar y bendecir; una palabra buena es siempre bienvenida; Entonces... ¡Ofrécela siempre que te sea posible!   En nuestra oración de familia hoy te decimos: Ayúdanos a decir palabras que hagan la vida más feliz a los demás. Que nunca nuestras palabras creen malestar ni odio entre las personas.     Canción: Palabras con sentido, de Daddy Yankee

Miércoles, 5 de junio

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Buenos días. Hoy en nuestra oración de familia le pedimos al Padre: ¡Qué extraño trato con Dios...!  ¡Señor, concédeme esto! ¡Señor, que consiga tal cosa! ¡Señor, cúrame! Como si Dios no supiera, mejor que nosotros, lo que necesitamos. ¿Acaso el pequeño dice a su madre: “Prepárame tal papilla”? ¿O el enfermo al médico: “Recéteme tal medicina”? ¿Quién podrá decir si lo que nos falta no es cosa peor que lo que  tenemos? Digamos, pues, tan sólo esta oración: “Señor, no dejes nunca de amarnos...” Canción: Sonrisa, de Ana Torroja

Martes, 4 de junio

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  Empezamos el día con una historia: Paseaba yo una tarde con una familia amiga. La madre llevaba de la mano a su  hijo pequeño. El crío se quedó mirando a un pobre que en la acera le extendía la mano pidiendo una limosna, mientras esperábamos cruzar un semáforo. El niño, quieto, no apartaba su mirada compasiva del mendigo. La madre se dio cuenta y de reojo observaba. Entonces el crío pensó darle el bollo que llevaba en la mano para la merienda y miró a la madre buscando su aprobación. Ésta asintió con la cabeza. El muchacho extendió la mano y entregó su bollo al mendigo. Al ver el gesto de generosidad, yo le comenté a la madre: -Premiarás ahora a tu hijo con otro bollo mejor. La madre, convencida de lo que decía, me contestó - No. -¿No? ¿Por qué?, pregunté. -Porque quiero enseñarle a dar de lo que necesita y no de lo que le sobra. En nuestra oración de familia te decimos: Te doy gracias, Señor, por las personas que son generosas y dan de corazón; sobre todo por aquellas que saben da